Cómo sería la existencia en un mundo de dos dimensiones? ¿Y de una sola? ¿Y de ninguna dimensión? Y, por encima de las tres dimensiones, ¿existen espacios de 4, 5, 10 o más dimensiones? Y, si existen, ¿se puede conectar con ellos? En Planilandia, la fantasía matemática se entrecruza con otro género: el de la sátira social (en su variante de viajes imaginarios en clave cómica, en la línea de Rabelais o Swift). La crítica social aquí alcanza mucho más allá de la sociedad victoriana que constituía su blanco directo. La condición plana del mundo de Planilandia, y la consiguiente imposibilidad, para las figuras planas que lo habitan, de mirar hacia arriba o hacia abajo, funcionan como una eficaz metáfora para la representación satírica de la estrechez de miras de una sociedad regida por una elite satisfecha de sí misma, cuyo prestigio se basa en la desigualdad institucionalizada. Las posiciones de Edwin A. Abbott, favorables a la completa emancipación de la mujer, a una igualdad universal de derechos cívicos cuya consecución comportaría el derrocamiento de las capas sociales dirigentes, y a la instauración de una democracia popular sustentada por el (entonces todavía lejano) sufragio universal, podrían ser suscritas desde las posiciones sociopolíticas más avanzadas de la actualidad.<
No soy una cobarde. Quiero dejar eso perfectamente claro. Pero después de que mi vida se transformara en una película de terror, ahora me tomo el miedo mucho más en serio. Hace ocho meses, por fin, me convertí en la doctora Carrie Ames. Después, un vampiro me atacó en el depósito de cadáveres del hospital. Ahora soy una vampira y resulta que tengo un lazo de sangre con el monstruo que me convirtió. Y, claro, es uno de los vampiros más terribles de la Tierra. Con mi creador empeñado en hacer de mí una asesina despiadada, y su enemigo declarado dispuesto a exterminarme, las cosas no podrían ir mucho peor… si no fuera porque me siento atraída por los dos. Por si fuera poco, los dos son mis creadores, porque he bebido de la sangre de ambos. Beber sangre, vivir como un demonio inmortal y ser una especie de títere entre dos facciones de vampiros enfrentadas no es exactamente lo que me había imaginado para mi futuro. Pero, como mi padre solía decir, la única forma de vencer al miedo es enfrentándose a él. Y eso es lo que haré<
<p>At the end of The Prodigal Daughter Florentyna Kane is elected President — the first woman President of the United States. At 7.30 one evening the FBI learn of a plot to kill her — the 1572nd threat of the year. An hour late five people know all the details — by 9.30 four of them are dead.</p><p>FBI agent Mark Andrews alone knows when. He also knows that a senator is involved. He has six days to learn where — and how. Six days to prevent certain death of the President.</p><
<p>It is Hartford, Connecticut, in the late 1940’s, and a set of twins is separated at birth by a desperate nurse. Nat Cartwright goes home with his parents, a schoolteacher and an insurance salesman. But his twin brother is to begin his days as Fletcher Andrew Davenport, son of a wealthy CEO and his society wife.</p><p>During the years that follow, the two brothers grow up unaware of each other’s existence. Nat leaves college at the University of Connecticut to serve in Vietnam. Returning a war hero, he finishes school and goes on to become a successful bank executive. Fletcher, meanwhile, has graduated from Yale University and distinguishes himself as a criminal defence lawyer before he is elected a senator. As their lives unfold, both men are confronted with tragedy and betrayal, loss and hardship, all the time overcoming life’s obstacles to become the men they are destined to be.</p><p>In the tradition of Jeffrey Archer’s most popular books, SONS OF FORTUNE is as much a chronicle of a nation in transition as it is the story of the making of these two men — and how, eventually, they come to find each other...</p><
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